MARIANO RIVERA ESTUVO PERFECTO EN SM
Mariano Rivera se sabe de memoria su papel, y el miércoles lo cumplió a la perfección por cuarta vez en su carrera con los Yanquis de Nueva York. Cuando Shane Victorino conectó una roleta por segunda base para el out 27 en la victoria 7-3 sobre los Filis de Filadelfia, el panameño de 39 años volvía a levantar los brazos y cimentar su legado como el cerrador más dominante en la historia de la postemporada. El campeonato, el primero de los Yanquis desde 2000, le coronó una temporada particularmente especial en la que en junio alcanzó el hito de los 500 rescates. ``Ha sido un año espectacular, un año de bendiciones, un año de bastante luchas, retos y al final tuvimos la paga que merecíamos'', declaró Rivera. ¿Qué más se puede decir de Rivera que no se ha escrito? Mientras esta postemporada se caracterizó por la fragilidad de sus colegas, como ocurrió con Joe Nathan y Brad Lidge, Rivera exhibió nuevamente que es un fuera de serie cuando recibe la bola en los momentos de más presión en un juego. ``Yo no siento absolutamente nada en la lomita. Estoy tan concentrado que no escucho ni pienso nada. Sólo sacar tres outs lo más rápido posible'', puntualizó Rivera. Ese temple de acero es lo que le permitió cubrir cinco innings y un tercio sin permitir anotaciones en sus cuatro apariciones en esta Serie Mundial, dejando en 0.99 su promedio de carreras limpias admitidas desde que empezó a lanzar en el clásico.
Ver al hombre del número 42 con el uniforme de los Yanquis para sacar el último out en una Serie Mundial es una película que nunca aburre.

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